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Hay en esta pobre islita rica sin gobierno conocido una discreta y secreta sociedad (tanto, que ni siquiera aparece en la costosa guía de asociaciones que ha enumerado Mararía a mil euros el nombre) que se reúne una vez al mes para hablar, esencialmente, de asuntos relacionados con la cultura en Lanzarote, si la hubiera o hubiese. No pertenezco a la misma (ni a ninguna otra, Dios me libre), pero algunos de sus integrantes me invitan amablemente a asistir a sus sesiones. Si estoy en Lanzarote y me sobra un rato del nulo tiempo libre que tengo, voy. Y casi siempre hago lo mismo: como y callo. Claro, porque la anónima sociedad también es gastronómica, al Cielo gracias. La comida es cultura. De hecho, hay culturos, culturetas y cultu-jetas que no hacen otra cosa que comer constantemente y a dos carrillos de las instituciones públicas lanzaroteñas, que suelen subvencionar a todo aquel tolete que a lo peor no alcanza a escribir su propio nombre sin cometer cuatro faltas de ortografía pero le sobra morro para ir a llorarle al Cabildo o al ayuntamiento de turno para que le costee la exposición fotográfica contra el hambre en el mundo (o sea, fotos de tías en cueros), la obra de teatro para denunciar el machismo (léase, tías en cueros corriendo sobre el escenario), o el cortometraje (corta duración, larga subvención) sobre la violencia contra la mujer (entiéndase, una infrapeliculilla sin pies ni cabeza que empieza con un primer plano de una mujer desnuda y termina con un último plano, el segundo, con otra mujer en bolas). Cultura al desnudo, que se llama, porque siempre deja con el culo al aire a alguna modelo y a varios políticos.
Los miembros (y miembras) de la discreta y secreta sociedad de marras, afortunadamente sin ánimo de lucro institucional alguno y ajenos totalmente a la impúdica cultura pública, tienen otra cosa que se me antoja positiva: está prohibida en la misma la presencia de políticos o adosados a éstos. Ya queda dicho que la sociedad es cultural, y la política insular sólo es alta suciedad, como es triste fama. Ni políticos ni culturetas jetas que viven como políticos (siempre se mezclan con ellos), con la excusa de la cultura, de la que sólo han oído hablar como el que escuchó el ruido de las campanas pero nunca supo dónde estaba exactamente situado el campanario. Larga vida, pues, a los que no dependen de un cargo ni son una carga para las arcas públicas. Escuchándoles, a veces me asalta la positiva impresión de que, a pesar de las apariencias, no todo está perdido... ni institucionalizado, ni politizado ni podrido. Amén.
Cultura de cine
Fernando León de Aranoa no es de los peores directores que tenemos en España, para mi gusto. Más torpes que él los hay a puntapala. No hace un cine heredero del “landismo”. El destape sin motivo ni razón argumental ya está superado, y aquello de que la señora de la casa recibiera siempre al fontanero tal cual la trajo Dios al mundo, o acudiera a coger el teléfono con las domingas invariablemente al aire, ya sólo se ve en las películas pornográficas (no se me ría nadie, por favor). Lo del nudismo gratuito a toda costa, en todo momento, lugar y circunstancia era entendible en los albores democráticos porque España salía de una dura y oscura etapa de represión sexual y tal. Ahora hemos avanzado. Los directores patrios ya no son unos salidos/reprimidos como los Ozores y por ahí. Qué va. Ahí está -un suponer- la película “Princesas”, que me tragué la otra madrugada en versión digital y cual. Nada de arrancar con la típica primera escena con la tía en la cama y las tetas al aire. No, no. “Princesas” empieza con una primera escena y un primer plano de más altura (o bajura): el culo y el felpudo púbido/impúdico de Candela Peña. Toma candela. Esto ya es otra cosa. ¿Está mínimamente justificado ese arranque cinematográfico? Claro que sí: ella interpreta a una prostituta, y se sabe desde la noche de los tiempos que todas las prostitutas duermen con el traste a la intemperie. De toda la vida de Dios. De hecho: puta (con perdón) es sinónimo de culiaireada. Viene en los manuales. Vete a la Enciclopedia Ilustrada, busca por la p, y a la altura de prostituta aparece, junto con la definición cabal del segundo oficio más viejo del mundo y parte del extranjero, la foto de una mujer con el culo en pompa. ¿Entienden ahora el exquisito y elaborado mensaje subliminal y nada vulgar del sobrevalorado Fernando León de Aranoa? Elemental. Incluso demasiado, para mi gusto. ¿Y cómo es que te sube más la temperatura corporal -un suponer- la primera versión, en glorioso blanco y negro, de “El cartero siempre llama dos veces”, en donde no aparece ningún desnudo, que estas peliculillas españolas que a falta de talento te tupen a tetas? Eso va a ser cosa de cultura. De falta de ella, me refiero. Lo comentaré en la próxima reunión de la sociedad secreta. (de-leon@ya.com).
Más información en
http://www.cronicasdelanzarote.es/article.php3?id_article=12376
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