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El municipio de Lepe se erige como el segundo más poblado de la provincia de Huelva (tras la capital) y es uno de los más prósperos del territorio onubense. No obstante, su riqueza no reside tan sólo en si diversidad cultural (miles de onubenses de decenas de nacionalidades trabajan cada año en la campaña agrícola), en sus monumentos o sus campos de fresa: también está es sus playas.
Aunque pertenece a la comarca de la Costa, el núcleo urbano de Lepe no se asoma directamente al mar. Lo hace pues a través de sus más de 21 kilómetros de playa, a los que hay que sumar uno más del retazo de litoral mancomunado de Islantilla, que comparte con la vecina localidad de Isla Cristina.
Es La Antilla la playa principal de Lepe. Con tres kilómetros de línea costera, se convierte en un gran espacio abierto al mar que ha sido elegido durante décadas por miles de turistas nacionales como segunda residencia y lugar de vacaciones, unos 60.000 actualmente. Aún hoy, la playa de La Antilla sigue conservando el ambiente familiar de sus orígenes, algo muy apreciado por sus visitantes.
Ostenta esta playa urbana del litoral onubense el prestigioso galardón de la Bandera Azul, cuya designación se basa anualmente en el cumplimiento de una serie de criterios específicos en las playas, que se agrupan en torno a cuatro pilares básicos: la calidad de las aguas de baño, la información y educación ambiental, la gestión medioambiental, y la seguridad y servicios. La Bandera Azul, de la que también pueden presumir la playa de Islantilla y el puerto de El Terrón, ha sido concedida por la Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor (Adeac), con la que se reconoce su calidad y buenos servicios.
Y es que el litoral lepero está equipado con dos torres de vigilancia costera, tres puestos de socorro, cinco módulos de aseos públicos, 15 duchas y lavapiés. Asimismo, los pequeños de la casa tienen tres zonas de ocio para divertirse de forma completamente gratuita. El aparcamiento tampoco es un problema en La Antilla, puesto que la localidad cuenta con cinco parkings públicos al servicio de los usuarios.
Con el objeto de facilitar el baño y el acceso a la playa a las personas discapacitadas, el Ayuntamiento de Lepe ha colocado alrededor de 40 pasarelas cada 25 ó 50 metros a los largo de toda la zona de la bajamar.
La seguridad y la salud son otros de los pilares sobre los que se sustenta el orden en las playas leperas. Esto se hace patente a través de su novedoso dispositivo veraniego del Servicio de Emergencias y Protección Civil, que presta asistencia en la playa de forma permanente, durante las 24 horas del día.
El objetivo de esta nueva prestación no es otro que el de dar asistencia ante emergencias sanitarias y de primeros auxilios en todo el término municipal de Lepe. Con base en el núcleo costero de La Antilla, dos técnicos realizan turnos de trabajo de un día entero, algo que se prolongará hasta el 15 de septiembre.
Alrededor de 20 empleados trabajan en el dispositivo especial estival del Servicio de Protección Civil. Entre ellos se encuentran desde profesionales en socorrismo acuático hasta especialistas en primeros auxilios, pasando por el soporte vital básico instrumental y la gestión de emergencias, así como por los expertos en transmisión y comunicaciones.
El Ayuntamiento de Lepe ha proporcionado a la Protección Civil local "avanzados medios para el desarrollo de sus funciones". En este sentido, la agrupación dispone de una UVI móvil y de un coche todoterreno acondicionado como Unidad Rápida de Intervención (URI). Además, incluye en su proyecto de playa 2007 una moderna embarcación de salvamento tipo zodiac, con más de 50 caballos de potencia; una moto quad, los equipos de comunicaciones y material de emergencias, como respirador, dispositivos de inmovilización y un desfibrilador externo semiautomático. Entre las prestaciones adicionales que forman parte del dispositivo destaca el sistema de megafonía en la zona de bajamar.
La amplia dotación de medios y personal contribuye a la calidad del Servicio de Protección Civil, que realiza durante la temporada estival en La Antilla una de sus actuaciones más significativas, cumpliendo funciones de vigilancia, socorrismo y rescate acuático, atención de primeros auxilios, emergencias y traslados; así como activando un dispositivo especial con torres de vigilancia y varios puestos asistenciales para primeros auxilios.
El Servicio de Protección Civil de Lepe registra durante los meses de verano más de 1.000 asistencias de todo tipo, entre las que destacan curas de carácter leve y que corresponden a daños superficiales causados por cortes y rasguños, picaduras de peces araña y medusas, intoxicaciones y erupciones cutáneas y heridas de diversa consideración y origen; aunque en varias asistencias y avisos son necesarias las prácticas de primeros auxilios y la aplicación de las técnicas de reanimación cardiopulmonar.
Todos estos elementos que definen a la playa de la Antilla hacen que cada año miles de turistas repitan y la elijan como una de las mejores alternativas para pasar el verano, al igual que a su vecina Islantilla, una mancomunidad moderna, con excelentes infraestructuras hoteleras y de ocio y un campo de golf de primera categoría.
La joya natural de Lepe es, sin embargo, la playa de Nueva Umbría. Enclavada en el Paraje Natural Marismas del Piedras y Flecha de Nueva Umbría, tiene cerca de 18 kilómetros de doradas arenas vírgenes en la que los amantes del naturismo pueden disfrutar de la primera playa nudista de la provincia de Huelva.
Desde levante a poniente, van apareciendo diferentes marismas y arenales donde se puede observar una gran multitud de plantas terrestres que a lo largo del tiempo han ido colonizando el sistema dunar. En dirección oeste, la vegetación aumenta en altura y espesor, destacando los intensos retamales de la antigua almadraba de El Terrón. Es éste un lugar donde coexisten especies de fauna marina y litoral como charranes o gaviotas, pasando por reptiles como la lagartija colilarga, cuyas poblaciones presentan libreas extremadamente claras, además de conejos y liebres.
Las ruinas de la almadraba recuerdan a épocas pasadas de esplendor económico relacionado con el aprovechamiento del atún, que era capturado por millares cerca de la costa mediante las ingeniosas estructuras de las almadrabas, (arte de pesca calada de forma permanente y que constituye una gran trampa). Sus ruinas sólo son habitadas de forma exclusiva, hoy en día, por cigüeñas comunes que ocupan año tras año el nido, situado sobre la chimenea del recinto.
En definitiva, Nueva Umbría es un paraíso natural con diversos ecosistemas sometidos a cambios constantes en el que los amantes de la naturaleza podrán disfrutar de ella en todo su esplendor.
Más información en
http://www.huelvainformacion.es/152839_ESN_HTML.htm
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