lunes, 23 de abril de 2007

«Las pintoras no podían asistir ni a las clases de desnudo»

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«Las obras de arte valen lo que paguen por ellas», considera la historiadora alavesa

Nace en Vitoria en 1961.
Estuda Historia del Arte en Valladolid y, después consigue un máster en museología.
En 1986 saca una plaza de técnica en el Museo de Bellas Artes de Álava, en Vitoria; en 2002 se hizo cargo de la dirección.
Está casada. Tiene un hijo.

-¿Con qué arte se identifica usted?

-Con el de los ochenta me identifico mucho, porque lo estaba viviendo. Somos hijos de nuestra época.

-¿Se sufre mucho en el proceso creativo?

-No soy artista, pero creo que sí. Temen la repetición, el acomodamiento.

-¿Tiene arte en su casa?

-Sí, contemporáneo.

-¿Lo cambia de sitio?

-No mucho, pero porque no soy coleccionista privado. Soy coleccionista público, en el sentido de que busco y compro obras para el museo.

-Le preguntaba por su casa.

-Tengo muchas obras, pero algunas sin enmarcar...

-¿Cuál ha sido su mejor obra?

-¿Como proyecto de vida? Suena a perogrullada, pero es mi hijo. Marca un antes y un después; aunque la vida cotidiana hace que casi no lo notes, es la verdad.

-¿Y esa su mejor obra le ha procurado una mayor mano izquierda?

-No lo creo. A veces no la tenemos ni con ellos, como para tenerla con los demás.

-¿Le ha traído temores nuevos?

-Sí, claro, porque la situación es nueva. Se está más expectante. Como se teme la muerte, se teme más la vida, porque van juntas. El Museo de Bellas Artes de Álava ocupa un palacete precioso justo frente a Ajuria Enea. En una edificación contigua trabajan los técnicos para que todo funcione. A la cabeza, Sara González de Aspuru: sobre el papel, técnica responsable; de hecho, su directora desde 2002.

-¿Qué es el arte?

-¿Uf! Quizá es esa parte de la creación humana que necesitamos expresar y sacar de dentro y que, en un primer momento, y desde un punto de vista práctico, no tiene utilidad inmediata. Hemos necesitado expresarla desde el inicio de los tiempos.

-¿Hay artes que no son bellas?

-Ese es un concepto que viene de la cultura académica de finales del XVIII. Consideraban que lo artístico era lo bellamente estético. Las bellas artes eran la pintura, la escultura y la arquitectura. Pero hoy en día la belleza y el arte no están necesariamente ligadas. Es más, hay arte feísta.

-Cuente, por favor.

-Es un arte que puede actuar como un revulsivo en el cuerpo y en el alma. Nos puede provocar rechazo y hasta un sentimiento nauseabundo.

-También incomprensión.

-Eso es verdad. En el arte de los años setenta hay mutilaciones físicas del cuerpo y la mente casi ni lo acepta. Pero el artista va por delante de lo que ocurre en la sociedad.

-¿No hay también mucho majadero, con perdón?

-En todas las facetas de la vida hay oportunistas, gente que se sube al carro y gente que no cree en lo que está haciendo. Pero no me gusta generalizar. Siempre he tenido mucha fe en el arte, sobre todo en el arte contemporáneo. Es muy enriquecedor hablar con artistas porque dan visiones de la vida muy diferentes. La incomprensión se genera más en el público no habituado.

-La cultura en Álava está en manos de mujeres.

-La mayor parte de los museos son de instituciones y las administraciones tradicionalmente han tenido un mayor número de mujeres en materia de cultura. Poco a poco hemos ido derivando a archivos, bibliotecas, museos... Además, también hay un número mayor de mujeres en las carreras que capacitan para este tipo de puestos. Ha sido una evolución natural.

-Cuando la mujer ejecuta la cultura, ¿lo hace de forma diferente?

-Las perspectivas no necesariamente han de ser idénticas a las de un hombre. Nuestra identidad marca la forma de ver el mundo. El discurso no tiene por qué ser distinto, pero sí se pueden ver diferencias. La presencia de la mujer en el arte vasco es más bien reciente.

-¿Y eso?

-Las pintoras han estado eclipsadas y no podían ni asistir a las clases de desnudo de las academias. Se les negaba hasta la primera formación. Hoy en día es impensable.

-¿Cómo es eso de los desnudos?

-Durante mucho tiempo, el acceso de la mujer a la formación académica estaba limitado. La mujer ha sido autodidacta.

-Pero siempre ha vestido mucho eso de que la niña pinte, ¿no?

-Claro, la niña pinta, toca el piano y sabe coser... Se consideraba un complemento de formación, pero no profesional. Hace un tiempo organizamos una exposición de la imagen de la mujer en el arte vasco y no había ninguna artista. La pintura ha sido colateral para la mujer: No participaba, no pintaba, no exponía.

-¿Y quién es la primera pintora vasca?

-Hay pocos ejemplos de mujeres que se dedicaran profesionalmente a la pintura. Empiezan con fuerza asociadas a la Facultad de Bellas Artes de Bilbao.

-¿En los setenta?

-Hablo de dedicación profesional.

-¿Se puede distinguir el arte de las mujeres?

-¿En una exposición? No. Pero sí creo que vemos las cosas de otra manera.

Arte y sofisticación

-¿Una obra de arte vale tanto?

-Si alguien lo paga... Hay gente a la que le gusta tener obras exclusivas.

-¿El crítico de arte es el gran poder?

-Es uno de ellos, pero en el sistema del arte hay muchos elementos: el creador, los críticos, las salas de exposición, los galeristas, los intermediarios del mercado, el público... El crítico puede crear teorías que respaldan, después, a los artistas. En España no tienen una fuerza que traspase fronteras.

-¿El artista es un tipo con visera y bufanda o viste traje y corbata?

-Muchísimos llevan corbata. Nos gusta tener en la memoria la bohemia maldita del artista pero hay unos cuantos que usan traje. Se cuidan mucho las relaciones económicas. El arte es un mundo sofisticado.

-¿La publicidad puede ser arte?

-Es muy fungible, muy de campaña, para llegar a un público y vender el producto, pero en esa inmediatez se pueden crear muchos públicos.

-¿El mensaje de una obra tiene que ser asumible?

-No. Tenemos, por ejemplo, el arte que critica las religiones. Puede llegar a herir sensibilidades. No se pueden aceptar siempre mensajes en pro de la estética.

-De ahí a quemar obras no hay nada.

-No lo sé. Los nazis quemaron muchas obras porque creían que había un arte degenerado.

Más información en
http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/prensa/20070415/cultura_viz/pintoras-podian-asistir-clases_20070415.html

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