domingo, 1 de julio de 2007

Un ejemplo de convivencia entre nudistas y «textiles»

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En el límite entre Nigrán y Vigo se encuentra uno de los arenales más salvajes de los que dispone la ciudad. Salvaje no por el nudismo que allí se practica sino por el entorno que la envuelve.

Esta playa es uno de los espacios del litoral más tranquilos, tanto para el que usa bañador como para el que prefiere tomar el sol desnudo. Quien busque discreción, la tiene garantizada. Los usuarios naturistas mantienen una relación harmoniosa con los del otro bando. Es así porque el arenal parece perfectamente dividido en dos zonas correspondientes a ambas tendencias. El usuario de Fortiñón es habitual, conoce a la perfección la actividad que allí se practica y en ningún caso pone trabas al desnudo sino más bien todo lo contrario.

Este arenal, junto al de Portiño, al lado de O Vao, son las únicas playas de la ciudad en las que el vigués puede ejercer el naturismo libre. En el resto del área metropolitana, esta práctica tan sólo la encontramos en las playas de Cangas, como la archiconocida Barra y Viñó. En Fortiñón el nudismo se viene realizando durante años. «Es una cuestión tradicional, antes la gente se desnudaba en una pequeña cala que había pegada a la playa, pero el mar se la llevó; ahora la playa se usa para el mismo fin», explicaba ayer mismo un usuario.

El perfil del bañista habitual no se ciñe a los más jóvenes que a menudo se identifican con esta clase de tendencias sino que se eleva hasta las edades más maduras.

Socorristas

Otra nota que deja entrever el «buen rollo» que caracteriza la playa es la necesidad que declaran los usuarios de legalizar la práctica del nudismo. Muchos afirman que si el nudismo se declarase oficial se acabaría con la controversia. Además, consideran que en ningún caso se perjudicaría al los textiles, ya que están perfectamente familiarizados con la situación. Los socorristas de Fortiñón son los primeros que apoyan la tendencia. «Da igual que vayan vestidos o desnudos, si necesitasen ayuda los salvaríamos igual que al resto», declaran los de Cruz Roja, para alivio general.

Fortiñón, en Saiáns, resulta ser una playa muy asequible, no sólo a falta de bañador sino para el que busca relax y alejarse de los mirones. El enclave se completa con el inefable chiringuito a pie de playa y un restaurante.

Más información en
http://www.lavozdegalicia.es/ed_vigo/noticia.jsp?CAT=111&TEXTO=5959969

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