domingo, 17 de junio de 2007

Auge de ‘encuerados’ en la Ciudad de México

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Por su actitud más liberal, los sociólogos llaman al fenómeno ‘el destape chilango’

El tiempo le dio la razón a la Diana Cazadora, la obra del escultor Juan Olaguíbel, que se yergue desnuda en medio de la emblemática avenida Paseo de la Reforma, en el Distrito Federal, observando que cada día más mexicanos usan cualquier pretexto para despojarse de sus ropas.

En 1943, la Diana ¡tuvo que usar calzones!, ante las presiones del grupo conservador Liga de la Decencia; en 2007, los capitalinos han visto en sus calles a por lo menos 21 mil encuerados, entre voluntarios del fotógrafo estadounidense Spencer Tunik —reunidos en el Zócalo, el pasado 6 de mayo—, manifestantes a pie, bicicleta; artistas y paseantes.

Recientemente, la actriz de teatro Lourdes Rivera, de 23 años, caminó sobre Paseo de la Reforma sin nada más que sus aretes, un bolso negro, zapatos de tacón y un iPod, ante la mirada placentera de los policías, quienes en lugar de detenerla —pues requería una sanción administrativa— se detuvieron a observar el curvilíneo cuerpo.

Rivera reveló después que estaba satisfecha con la reacción de las personas, pues ella creía que sería agredida verbalmente, que recibiría silbidos intimidatorios o incluso que intentarían tocarla, pero la reacción fue otra.

"Sentí a las personas bastante sorprendidas. Reaccionaron de una manera inesperada para mí. Creí que iban a atacarme, pero se reservaron y sólo observaban", comentó la actriz que se había prestado para que el fotógrafo de un periódico local captara la reacción de los transeúntes.

Las expectativas de Rivera respondían al prejuicio de que los mexicanos son, en su mayoría, "muy conservadores"; sin embargo, en los últimos 10 años, en el Distrito Federal la actitud es más liberal, un cambio que los sociólogos llaman "el destape chilango".

"Se han dado las condiciones para que la gente se vaya quitando las ataduras morales" , resalta Manuel Gil, sociólogo investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

"Es la ciudad con el nivel de educación más alto, el 45% de los jóvenes en edad de estudiar una licenciatura lo está haciendo, cuando en el resto del país la media es del 25%; es una ciudad cosmopolita y abierta y gobernada por un partido de izquierda [el PRD] más liberal desde hace una década. Todo esto ha llevado a eliminar tabúes".

Esto ha tocado aspectos morales, sociales y políticos. El pasado 9 de noviembre la Asamblea Legislativa del Distrito Federal aprobó con 43 votos a favor, 17 en contra y cinco abstenciones, la Ley de Sociedades de Convivencia que permite a personas del mismo sexo establecer un hogar común con voluntad de permanencia y ayuda mutua.

Meses después, el 24 de abril, el Congreso local también dio luz verde a otra polémica ley que permite la práctica del aborto durante las 12 primeras semanas de gestación, a pesar de las protestas, los "pordioses" y las amenazas de excomunión que lanzó la Iglesia Católica.

Con todo esto, quedarse "en cueros" ya no es motivo para persignarse, sino para inspirarse. Actualmente en la calle de Río Hudson 25, piso 2, colonia Cuauhtémoc, zona céntrica de la capital, se ofrecen clases de yoga al desnudo para hombres, mujeres y parejas.

Inspirados en los saddhus —hombres considerados santos vivientes en la India—, un grupo de practicantes de yoga ofrece sus servicios para todos aquellos que quieran "aceptarse como son; sin etiquetas y sin adjetivos".

"La sociedad occidental nos ha privado de disfrutar de las sensaciones de libertad, entre ellas el poder contactar a la naturaleza de la forma más pura", dice la organización en su página de la internet www.tantra.com.mx.

De igual forma se han popularizado los talleres de dibujo de desnudo al aire libre como terapias antiestrés. Miguel Ángel Aguilar, un pintor amateur que se anuncia en la revista Tiempo Libre —una de las mejores guías de entretenimiento en la ciudad— ofrece clases con todo y modelo dos veces por semana.

"En México se está viviendo un proceso de reconciliación con el cuerpo y con la vida. Al desnudarnos decimos aquí estoy, este soy yo y no estoy escondiendo nada, como en tiempos de Cristo se daba la mano como señal de que no se llevaba un cuchillo" , destaca Gil. "Por eso el desnudo político es tan popular".

Ver mujeres y hombres con vientre prominente, celulíticos y sonrientes sin otro adorno en el cuerpo que sombreros de palma o taparrabos gritando improperios frente al Senado, la Secretaría de Gobernación o las principales calles de la Ciudad de México es algo tan común, que la gente ya ni los mira.

Son campesinos originarios del estado de Veracruz, al sureste del país, integrantes de la organización denominada Los 400 pueblos, que desde hace cinco años encontraron el gusto por desvestirse para exigir la devolución de dos mil hectáreas de terrenos que supuestamente les quitó el ex gobernador y actual senador, Dante Delgado.

Otro espacio para los nudistas es la marcha anual en memoria de la Matanza de Tlatelolco, ocurrida el 2 de octubre de 1968, en donde según reportes habrían muerto alrededor de 200 estudiantes por órdenes del gobierno. Ahí, decenas de jóvenes se pintan el cuerpo para simular sangre y salen a las calles sin nada más a gritar consignas y bailar al ritmo de los tambores.
Las causas ecologistas suelen ser una buena excusa. El fin de semana pasado, un grupo de cien ciclistas pedaleó sobre avenida Reforma —cubiertos únicamente con bronceador— para impulsar el uso de la bicicleta como un medio de transporte que no contamina el medio ambiente.

"Venimos a demostrar a los automovilistas que nuestros cuerpos son muy vulnerables y tienen que respetarnos cuando andemos en las calles", comentó uno de los manifestantes.
El año pasado una muchacha de 20 años se pintó unas rayas en el tórax para parecer un tigre y se quedó "en pelotas" en el Zócalo, frente a la Catedral Metropolitana, encerrada en una jaula para exigir que se detenga el maltrato de los animales en los circos.

El investigador Gil considera que el pudor en el Distrito Federal comenzó a perderse a raíz del movimiento hippie, en los años 60. De hecho, la Diana Cazadora se despojó del antiestético calzón en 1967; sin embargo, la escultura ya había sentado el precedente y hoy es un ejemplo a seguir.

Más información en
http://www.laopinion.com/primerapagina/?rkey=00000000000001827440

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