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Las playas nudistas siempre han creado polémica. Hay gentes que en el pasado hasta han discutido incluso que se pudiera destinar a tal fin zonas de costas apartadas, a las que sólo acudían los amantes de esta actividad libre, aunque nadie ha podido explicar muy bien porqué a alguien que no iba, ni pensaba ir, según decía, le molestaba que otros hicieran con su cuerpo lo que más estimaran oportuno en cuanto a ponerse o quitarse un bañador.
Pero la disputa alcanzaba cotas relevantes cuando de lo que se trataba era de playas cercanas a la ciudad y si en ellas se debía o no permitir el nudismo. O ni siquiera el nudismo, porque en el Ayuntamiento de Santa Cruz hubo en su día una intensa bronca, sobre el top-less en Las Teresitas, que hay que ver las protestas que algunos concejales han llevado a los plenos.
Pero volviendo al desnudismo, obviamente, cada cual aporta sus razones para defender su postura y el observador neutral, según con quien fuera el último que hable, se quedaba en la postura dubitativa de "pues diría que tiene usted razón en eso", hasta que la otra parte le convence de lo contrario.
Porque hay que reconocer que unos y otros, en nombre de la libertad o del entorno en que se quiere mover una familia, por poner dos de los argumentos principales, colocaban sobre la mesa unas consideraciones que no son fáciles de obviar.
Pero cuando la playa está en el mismo centro de la ciudad -que sales del portal y la pisas, vamos-, el debate es el despelote -no se puede resistir la tentación, en un asunto así, de hacer el chiste fácil-, como ha sucedido en la vecina ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, donde han estado semanas enzarzados sobre si la muy céntrica playa de Las Canteras, debe o no permitir el nudismo.
Como puede suponerse, hay opiniones de todos los colores y, como decía antes, se presentan alegatos por ambas partes que, según la perspectiva, van cargados de razonamientos en función de los gustos o apetencias de cada uno.
Ahora, eso sí, el argumento más singular y que no se había escuchado hasta ahora, o al menos con esa sinceridad, es el que ha expuesto el concejal de Playas del Ayuntamiento de Las Palmas, Héctor Nuñez, que se mostró a favor y lo fundamentó en que "me lo pide el cuerpo".
No especificó exactamente qué parte del cuerpo se lo pedía, si es una en particular -el codo, por ejemplo- o en global -como todo en un trémulo sinvivir de sus carnes- pero dejó un poco pasmados a los interlocutores, que no sabían por sus palabras si estaban ante un talante un tanto rijoso que se regodeaba ante la perspectiva o es que don Héctor es un concejal jacarandoso, partidario de darle a tu cuerpo alegría, Macarena, lo que le lleva a proponer que paseen los vecinos de Las Palmas por la zona, al cálido sol , con el culo al aire y un tanto pendulones, que es condición inherente al nudismo, el movimiento y los años.
Si con ese paisaje y, sobre todo, con ese paisanaje al natural, Las Canteras gana o pierde, eso ya es otra discusión.
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http://www.diariodeavisos.com/content/221756/
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