martes, 28 de agosto de 2007

La Arista. Participación ciudadana

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"El Ayuntamiento nos quiere hacer creer que la democracia se sustenta en la participación ciudadana".

No se si es el efecto del verano o los efectos del reajuste político que está sufriendo Las Palmas de Gran Canaria, pero tengo la impresión que en muy poco tiempo esta será la ciudad más democrática de todo el país. No hay ningún concejal del Ayuntamiento capitalino que no quiera someter al criterio de los ciudadanos sus decisiones. Cada intervención pública de los ediles mantiene el mismo esquema que parece salido de un guión de gabinete. Se comienza por enseñar lo mal que lo ha hecho el PP. Todos los pequeños y grandes problemas, incluyendo aquellos que los funcionarios y técnicos dominan, tienen su origen en Pepa y Soria. En la segunda parte se proponen alternativas y en la tercera se somete al control cuidando. Así, tal y como nos lo cuentan los concejales que no ha veraneado, los ciudadanos de la capital Gran Canaria podrán decidir absolutamente todo. Ellos dirán el destino final del uso del Estadio Insular y hasta la posibilidad de una zona acotada para el nudismo en la playa de Las Canteras. Todas las obras y actuaciones serán sometidas a una especie de refrendo popular que no se sabe muy bien como se articula.

Ese concepto de la «participación ciudadana» que esgrimió Jerónimo Saavedra como lema en la campaña electoral para poner en evidencia la prepotencia con la que actuaba el anterior equipo municipal, recorre ahora como coletilla bien aprendida, todos las intervenciones municipales y amenaza con convertirse en una excusa para ocultar la inoperancia o una falsa democracia.

Tal y como lo plantea el Ayuntamiento da la impresión de que, hasta ahora, ninguna actuación municipal ha sido democrática. Se transmite a los ciudadanos que la democracia se sustenta en la «participación ciudadana», poniendo a los vecinos por delante en una especie de asamblearismo, cuando los ciudadanos ya han decidido al elegirlos. Tal y como viene planteando el asunto el Ayuntamiento, hasta la fecha los proyectos municipales, los planes urbanos, las obras y los contratos no han sido sometidos nunca a exposición pública y a todos los controles democráticos, incluidos el de los tribunales. La paralización del Estadio Insular no se puede entender desde otra perspectiva. Lorenzo Olarte, igual que pudo hacer cualquier otro ciudadano, fue a los tribunales y de forma totalmente gratuita paralizó una actuación municipal. Y eso es participación democrática por muy equivocado que pueda estar Olarte respecto del Estadio o por mucho que haya utilizado los tribunales como arma política contra su adversario.

El sistema democrático lo es, no porque Saavedra fuese elegido alcalde, que también, sino fundamentalmente porque los ciudadanos tenemos instrumentos legales de participación y control político. Y es que en el Ayuntamiento capitalino, más que interés democrático se adivina cierto descontrol, descoordinación y unas tremendas ganas de enterrar, en nombre de los ciudadanos, cualquier iniciativa de la legislatura pasado. Esperemos que esta actitud sea solamente efectos del verano y que el alcalde sepa poner tino en en el desaguisado del reajuste político propio de los inicios.

Más información en
http://www.canarias7.es/articulo.cfm?Id=64725

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